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Seguridad, poder y captura institucional

Criminóloga alerta que Jerí simula mano dura mientras los narcos avanzan: "Coquetea con grandes intereses criminales"

Lucía Nuñovero cuestiona la estrategia del Gobierno, denuncia vínculos políticos con economías criminales y detalla fallas estructurales en policía y justicia.

La criminóloga Lucía Nuñovero lanzó duras críticas contra el presidente José Jerí al analizar el avance del crimen organizado en Perú y la respuesta oficial.

En diálogo con La República, la especialista sostuvo: “El presidente Jeri sale de una clase política ambivalente, que coquetea con grandes intereses criminales y los favorece”, y cuestionó la retórica de “mano dura” sin reformas de fondo.

Nuñovero es coautora del libro El Tren de Aragua y el crimen organizado en América Latina, publicado en el segundo semestre de 2025 por el Fondo Editorial de la Universidad del Pacífico.

Allí se describen testimonios y datos sobre la expansión de organizaciones criminales y las condiciones que facilitaron su arraigo en distintos estratos del país.

Según la especialista, el problema central es la desinstitucionalización del sector Interior y la captura progresiva de comisarías y unidades de investigación por redes delictivas. Señaló que existen recursos —un presupuesto anual de 13.000 millones de soles desde 2017— pero fallas de gestión y controles internos débiles que frenan resultados.

Nuñovero también apuntó a la tolerancia política frente a economías ilegales como la minería ilegal y al financiamiento irregular de la política. En ese marco, advirtió sobre los niveles de corrupción: “La corrupción del oye yo te pago y déjame trabajar.

Pero el nivel más alto es ‘tengo un político ya financiado y ese político va a legislar y va a hacer políticas públicas en favor mío’”.

Respecto del discurso de seguridad del Ejecutivo, fue tajante al comparar a Jerí con el modelo Nayib Bukele: “se marquetea como el muy duro, como Bukele, pero en verdad no lo hace”.

Para la criminóloga, una política efectiva exige depurar la policía, crear unidades de élite bien remuneradas y mejorar un sistema judicial donde el 40 por ciento de los presos está con prisión preventiva y el 50 por ciento de ese grupo queda en libertad.

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