En su cuenta de X, Sifuentes compartió imágenes del presunto agresor, quien lo esperó fuera del local donde ofreció la charla con intenciones de atacarlo nuevamente, acción frustrada por la seguridad privada. “Estoy bien, pero esta persona es inestable. Dejo registro por seguridad”, escribió.

Tras esperar casi dos horas a la Policía Nacional sin respuesta, el periodista acudió a una comisaría para formalizar su denuncia.

La Encerrona ha sido un dolor de cabeza para el Gobierno de Boluarte, al exponer cómo la mandataria usaba relojes Rolex y pulseras con piedras preciosas, que ella afirmó eran “préstamos” del gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima.

Sin embargo, Ernesto Cabral, reportero del medio, señaló que estas joyas estarían ligadas a transferencias de fondos públicos desde el Gobierno central hacia Ayacucho para obras de infraestructura que aún no se concretan. La agresión a Sifuentes se suma a un contexto de creciente hostilidad contra la prensa crítica en el Perú.

La falta de respuesta policial inmediata y la inacción del Gobierno ante estos hechos refuerzan las sospechas de una persecución orquestada para silenciar a quienes investigan la corrupción en el círculo de Boluarte.