Mientras su gobierno tambalea por acusaciones de sobornos y enriquecimiento ilícito, Boluarte parece más interesada en un torneo viral que en apagar los incendios en Palacio.

El Mundial de Desayunos, una ocurrencia de Ibai que se salió de control, enfrenta al pan con chicharrón peruano contra el bolón verde ecuatoriano. Hasta el 31 de agosto, la contienda estaba cabeza a cabeza: en TikTok, Perú sumaba 4.7 millones de votos contra 4.5 millones de Ecuador; en Facebook, apenas 20 mil votos de diferencia; en Instagram, una ventaja del 2 por ciento; y en YouTube Shorts, mil votos más para el sánguche criollo.

Un duelo tan intenso como un Perú-Ecuador en la cancha, pero con más memes que goles. No solo Boluarte se subió al carro. Rafael López Aliaga, alcalde de Lima, posó con un pan con chicharrón ante cámaras, mientras el Ministerio de la Producción lanzó una campaña oficial: “Perú PRODUCE el mejor desayuno del mundo”.

Influencers como María Pía Copello y hasta el Grupo 5 se unieron a la fiebre. En Ecuador, el presidente Daniel Noboa defendió el bolón verde con videos propios, y los medios locales no se quedaron atrás. Lo que empezó como un juego digital escaló a una batalla de orgullo nacional.

El pan con chicharrón, con su camote frito y tamal, es un emblema de la mesa peruana, con raíces virreinales que resuenan en mercados y ferias. El bolón verde y el encebollado, por su parte, encarnan la costa ecuatoriana, con el plátano y el pescado como estandartes. Más que platos, son pedazos de identidad cultural en disputa.

Mientras Boluarte tuitea sobre desayunos, las investigaciones por corrupción avanzan. La Fiscalía no le da respiro, y los peruanos se preguntan si su presidenta prioriza un sánguche sobre la transparencia. El Mundial de Desayunos sigue, pero el reloj político no se detiene.