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El sueño de tantos jóvenes…

Videojuegos: de "pasatiempo" a un trabajo

Esta es una tendencia que va sumando adeptos, actualmente no hay un registro de cuántos jugadores profesionales hay.

En Ecuador existen grupos que se dedican a jugar profesionalmente, su trabajo es practicar frente a una computadora o una consola, ganar torneos, hacer vivos, organizar eventos y todo lo relacionado con los juegos en línea. Así como era impensado que una persona gane dinero subiendo videos cortos a la web, como ocurre ahora con Tik Tok, también resulta complicado creer que alguien se gane la vida siendo “gamer”.

Esta es una tendencia que va sumando adeptos, actualmente no hay un registro de cuántos jugadores profesionales hay en el país, pero decenas de empresas se dedican a reclutarlos y trabajar con ellos. Skull Cracker es una de estas firmas. Fawel Jarrín, guayaquileño de 26 años, es su director, y considera a esta actividad como un deporte.

Estos videojuegos cuentan con entrenadores, psicólogos, analistas, comunicadores, community manager, editores… Es un grupo de alrededor de 15 personas. El número de jugadores de este equipo varía entre 40 y 60, la mayoría se encuentra entre los 23 años, y el 70 por ciento es hombre.

Para ser profesional en esto, se requiere talento, pero, sobre todo, dedicación. Fawel dice que “no solo implica sentarse a jugar, sino compromiso y responsabilidad. Cada día, entrenan ocho horas, trabajan en la corrección de puntos bajos, en mejorar la puntería y largas horas de estudio”.

Una de las particularidades de esta comunidad de jugadores de Quito y Guayaquil es que el deporte es grupal, se reúnen a diario y comparten horas con otros, en un espacio virtual. Los principales juegos son “League of legends”, “Rocket league”, “Fortnite” y “Call of duty”.

Esta es una actividad que no siempre obtiene la misma ganancia, en el caso de Fawel, su sueldo puede ir variando, dependiendo de los eventos que organice. El dinero proviene de las arcas del equipo, que a su vez depende de los inversionistas y de los auspiciantes, similar a lo que ocurre con un equipo de futbol.

Puede parecer que es una profesión sencilla, pero no, Martín Alvear, quiteño de 25 años, vive de los videojuegos. Empezó a jugar cuando su mamá le compró una consola Gameboy, a sus 8 años. “Una persona se puede volver profesional siendo un jugador de alto nivel o potencializando su red social”, explicó Martín, él realiza contenido hace dos años, y actualmente tiene 150.000 seguidores en Tik Tok y 40.000 en YouTube. “Es duro”.

Hacer un “streaming”, por ejemplo, implica mucha energía, buen ánimo y no siempre amanece de a buenas. No tiene horario y trabaja más de ocho horas al día. Pero da un mensaje final: “Niños, no dejen sus estudios por ser “gamers”. No porque te esté yendo medio bien puedes dedicarte a eso, sino cuando ya tengas ingresos para pagar la renta”.

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