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Continúa el conflicto

VIDEO | Pobladores de Puno mantienen bloqueos y exigen la renuncia de Boluarte

En esta nueva acción de protesta, los manifestantes en todo momento manifestaron su rechazo categórico al gobierno de Dina Boluarte.

A pesar del eventual repliegue en el proceso de lucha que se vive en el resto del país, pobladores de la región altiplánica de Puno mantienen medidas de fuerza como el bloqueo de las principales vías de acceso y paros escalonados. La población de esta región alto andina exige la inmediata renuncia de Dina Boluarte, responsable de los más de 70 civiles asesinados por las fuerzas represivas en lo que va del levantamiento popular, 21 de los cuales se dieron en esta región.

El pasado lunes 20 de febrero miles de comuneros y campesinos provenientes de los poblados y de las provincias de Yunguyo, Chucuito-Juli, Ilave, Laraqueri, Acora, entre otras localidades, llegaron a la ciudad de Puno, donde realizaron una masiva movilización. Allí reforzaron las medidas de fuerza que se vienen llevando adelante allí desde el 4 de enero cuando se declaró la huelga indefinida contra el gobierno golpista de Boluarte.

En esta nueva acción de protesta, los manifestantes en todo momento manifestaron su rechazo categórico al gobierno, responsable de la brutal represión policial militar que el ejecutivo viene implementando desde que se iniciaron las protestas, días después que el Congreso vacara, vía golpe parlamentario, al ex presidente Pedro Castillo.

Recordemos que en la región de Puno hubo una brutal represión policial que causó la muerte de 21 civiles, que posteriormente fortaleció las movilizaciones. Llevo a que muchos pobladores de esta y otras regiones del denominado “Perú profundo”, se desplacen a la ciudad de Lima en lo que se denominó como “la toma de Lima” o la “segunda marcha de los cuatro suyos“.

A la fecha, la región Puno se ha convertido en el principal bastión de la resistencia contra el gobierno golpista y represor de Dina Boluarte. En el resto de regiones del interior del país, y en la misma ciudad de Lima (donde en su momento se realizaron dinámicas y nutridas movilizaciones) estas han descendido considerablemente. Lo cual estaría relacionado con el desgaste del proceso de lucha (que ya lleva más de dos meses), el cual no logró comprometer aun la participación de sectores estratégicos de la clase obrera.

Tampoco dio vida a espacios de centralización y auto organización a escala nacional realmente representativos que puedan comprometer la participación de otros sectores y que aseguren así la materialización de la huelga general política.

Como se sabe, la región Puno ha sido declarada en estado de emergencia e incluso, por la contundencia de las protestas, se declaró la inamovilidad. Sin embargo, la población no ha dejado de bloquear las carreteras y paralizar las principales actividades económicas, enfrentándose en reiteradas oportunidades a la policía nacional y al mismo ejército. Aunque los han hecho retroceder cuando estos pretendían ingresar a algunas comunidades o evitar las acciones de los manifestantes.

En ese entender, David Yujra, integrante del comité de lucha de la provincia de Juli-Puno, manifestó que: “Nosotros no nos vamos a cansar. Para nosotros la huelga continúa. Para nosotros no hay diálogo. Lo único que queremos es que Dina Boluarte renuncie. En este momento, pese a que han matado a 21 de nuestros paisanos, ahora quieren humillarnos más enviándonos militares. Cada vez nos están provocando más. Seguiremos, pase lo que pase”.

Puno es una de las regiones más pobres del Perú donde la población es mayoritariamente de origen Aimara, por tanto, los índices de discriminación racial son muy altos. En estos últimos treinta años de implementación de políticas neoliberales en la mayoría de regiones del denominado “Perú profundo” (Puno, Ayacucho, Huancavelica, Madres de Dios, los barrios periféricos de Lima) la pobreza y la pobreza extrema, así como la falta de servicios básicos y la informalidad laboral, han crecido significativamente. Donde no por casualidad las movilizaciones fueron más contundentes. Por esa razón la deslegitimación de las instituciones del estado y los partidos políticos que hacen parte del régimen del 93, es también muy alto.

Es por ello que, más allá del eventual repliegue de las movilizaciones que se viene dando actualmente, la actual crisis del régimen no se cerrara fácilmente. Por esa razón, la posibilidad de que veamos nuevos estallidos sociales a escala nacional, sigue latente. Lo que evidencia también la necesidad de darle continuidad a la lucha por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana nacida de las ruinas del régimen del 93 en el marco de la movilización y la auto organización obrera y popular.

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