Opinión
Por la reforma tributaria

Colombia: 27 días de un paro con incertidumbre, caos, hambre y violencia

Las protestas en Colombia comenzaron ya hace 27 días. Desde entonces, todo ha sido caótico.
Hubo actos vandálicos que se entremezclaron con las protestas genuinas.

Con el objetivo de propiciar el retiro de la reforma tributaria presentada por el Gobierno del presidente Iván Duque al Congreso, el pasado 28 de abril Colombia y el mundo, observaron que la protesta social –autorizada legalmente- no sólo supero las 8 horas, sino que llegó a 27 días, originando una alta incertidumbre entre la población, caos, hambre y violencia.

Miles de los jóvenes e incluso niños que lanzan piedras y bombas incendiarias contra los integrantes del ESMAD y la Policía, desconocen que por espacio de más de cinco décadas se ha desarrollado un amplio debate en las regiones de Colombia, sobre cómo construir la paz duradera.

El médico Humberto Prado indica que todos los colombianos pensamos que la firma del Acuerdo de Paz, entre la el Gobierno del ex presidente Juan Manuel Santos y las FARC, abriría la puerta a una hoja de ruta de reconciliación definitiva. “He sido testigo de una guerra irregular, que ha producido otra cosa que muerte, destrucción, atraso, pobreza y una mayor concentración de la riqueza en pocas manos”, señaló

En esa dirección, múltiples estudios públicos y privados conocidos por NOVA, reseñan que el llamado Pacto Social que hoy proponen movimientos de oposición al Gobierno, no se puede construir generando caos, incertidumbre, hambre, desempleo y violencia.

En departamentos como Nariño, Cauca, Tolima y Putumayo se vive una guerra por el territorio. “Aquí se habla del reordenamiento territorial como un cimiento, del llamado posconflicto. Se intenta democratizar al país. Darle paso a la descentralización, sin embargo, todo se queda en acciones de buena voluntad”, dice un líder indígena.

De ese lugar hasta Bogotá, un grupo de legisladores liberales, cree que el debate de una verdadera reforma agraria integral, bajo la perspectiva de un instrumento para consolidar la paz, en aquellas regiones donde el conflicto armado está asociado a las presiones por la tierra, está aún en deuda o por edificarse.

“Aunque para algunos la Reforma Agraria es cosa del pasado y hace parte de los fósiles ideológicos del programa liberal, al interior de la Cámara de Representantes –un grupo de legisladores de esta colectividad- argumentan aún subsisten grandes conflictos en torno a la tenencia de la tierra. Cerca de 4 millones de campesinos siguen reclamando la tierra para trabajar, así lo confirman”.

Si se mira la historia de Colombia en detalle, en los departamentos del Caribe, el norte de Antioquia, el Magdalena Medio y algunos departamentos de los Llanos Orientales, los conflictos de la tierra han dado origen a confrontaciones armadas, por lo cual la Reforma Agraria, hace parte de la llamada agenda del posconflicto, que hoy se encuentra a media marcha.

Para empresarios de esta zona del país –que solicitan al Gobierno y al Comité de paro- regresar a la normalidad después de 27 días, donde se han perdido más de 800 mil millones de pesos, se han cerrado 30.000 micro empresas, consideraron que el problema central del campo colombiano no está en la repartición de tierras, sino en la construcción de un modelo económico que le asigne al campo un rol dinámico en la sociedad del siglo XXI.

Es precisamente, este escenario que no conocen los jóvenes que protagonizan el vandalismo, que ha remetido con toda su fuerza contra Comandos de Atención Inmediata CAI, el Sistema Público de Transmilenio, Parques e incluso entidades bancarias y señales de tránsito.

Las autoridades establecieron que quienes cometen los actos de vandalismo operan en cuatro anillos –cada uno con funciones específicas- así se desprende de los hechos que se han registrado en ciudades como Bogotá, Cali y pasto, donde las protestas han alcanzado, un escenario de terrorismo. “Es un hecho inaceptable. El rechazo de la sociedad colombiana que respeta la ley y la Constitución es contundente”, subraya estudiantes de la Universidad del Rosario, Javeriana y Nacional (un sector).

Lo cierto, es qué si bien la democracia se habla en la calle, esta situación no puede prologarse por más día so semanas. “Sería el colapso total para Colombia, que ha sufrido el paso de la pandemia del coronavirus desde marzo de 2020, dejando más de 83.000 personas fallecidas.

Lo podría abrirse paso en las próximas horas, es que bajo el diálogo y la negociación entre el Gobierno y el Comité de Paro (muchos sectores no se sienten representados) lleguen a puntos de encuentro, que permita al país el retorno a la normalidad. En ciudades como Ibagué, Villavicencio o Buga, un almuerzo normal “corrientazo” está costando hoy, 14 mil pesos. Todo por cuenta, de colocar contra las cuerdas a la seguridad alimentaria, gracias al bloque de vías.

Por ahora, desde las calles sigue la violencia como mensaje de algunos actores, que han reclamado por años construir y fortalecer los mecanismos de participación ciudadana, como instrumento indispensable para democratizar la vida pública y social de los entes territoriales. La pregunta es. ¿A costa de la vida de muchos colombianos como pacientes Covid-19? ¿A costa del hambre en municipios y grandes capitales?

“Somos más los que no dejan trabajar, que los que sí queremos”, manifiesta el empresario Alirio Rueda desde el municipio de La Calera. Sin embargo, desde su cuenta de twitter, el senador Gustavo Petro invitó a un Paro Nacional sin precedentes el 28 de mayo.

Acaso –sin saberlo o carta de invitación-, ¿estamos asistiendo a un pulso político?, añaden quienes no están a favor ni en contra del uribismo y petrismo. ¿O hace parte de un movimiento de insurrección, que busca a como dé lugar derrotar, al presidente Iván Duque? añaden un sector de militares retirados, la Iglesia y el periodismo. Esa respuesta se conocerá con el paso de las manecillas del reloj.

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